sábado, 18 de julio de 2009

TELMO, PERDÓN, TE AMO!


-Telmo, tío, ¿has visto la pedazo pintada que te ha hecho María?
-¿La de las escaleras de enfrente del puerto?
-Esa, esa.
-Claro que la he visto, como para no verla.
-¿La has perdonado, entonces?
-¿A quién?
-Cómo que a quién, a María, coño.
-Ah, no, a María no la he perdonado. He perdonado a otra.
-¿A qué otra?
-A la pared, que es la que me ha pedido perdón.

sábado, 23 de mayo de 2009

Tormenta inválida.

Recuerdo aquella tarde
en que la tormenta fue tan útil:
sirvió para medir cuánto amor
cabía en nuestras carnes indistintas.

Hoy, que las carnes son
todas distintas, no acierto ya a saber
de qué sirve esta tormenta.

domingo, 17 de mayo de 2009

Masturbación inconsciente.

Me hiciste el amor con las manos
ante una ventana cuajada de azoteas,
y preñaste mi orgasmo de atardeceres.

Grité, y fue azul.

Temblé, y fue naranja.

Te miré, y eras carmín.

Cuando abrí los ojos volví a mirarte,
pero solo vi que tus manos
eran las mías.

lunes, 11 de mayo de 2009

A buen entendedor... (I)

· Por fin puedo negarme a escribir bellezas antes de vivirlas.

· Silencio: podrás hacerme perder una tarde, pero no conseguirás hacerme perder la vida.

· Perdone la insolencia, pero hágame usted un favor y deje ya de perdurarme.

domingo, 10 de mayo de 2009

Inesperado/a.

Y de pronto lo inesperado
me enrojece todas las partes del cuerpo
propicias para recoger sus besos,
besos de lo inesperado,
que tiene la boca siempre un tanto fría,
fría de calor imaginado,
y están rojos mi vientre, mi cuello,
encarnados están mis muslos y hombros,
la sangre abultando mis curvas blandas de ondulada carne;
se reinterpreta la carne como un cajón nacarado
que esconde deseos rojizos dignos de un loco
(de ahí lo inesperado de su cumplimiento).

jueves, 7 de mayo de 2009

Ni más ni menos.

Qué más puedo pedirte,
si en un andén de metro te has chocado con mi pecho
en medio de un tumulto humano,
y tu pecho era mil veces más humano
que el tumulto:
caliente, vibrante, blando, firme;
y ha sido un instante,
que es menos que un segundo
pero siempre más que nada,
y tu, fugaz, me has hecho fugazmente consciente
de lo inhumano del tumulto
en contraste con tu pecho.

Y era posible
que no te hubieras tropezado con mi cuerpo,
sin embargo, era imposible
que yo no me diera de bruces contra el tuyo,
quizá porque mi cabeza estaba agachada
y mi vista perpendicularmente clavada en el suelo,
buscando, precisamente, no verte a tiempo
para no esquivarte,
buscando, desesperadamente, poder sentir
el contraste de tu cuerpo,
determinado y vivo,
con el cuerpo indeterminado que forman
una masa de madrileños
pegándose por entrar primero en un vagón de metal muerto.

No, es cierto, no puedo pedirte más.

Ni tampoco menos.

lunes, 4 de mayo de 2009

Enigma.

-Pero, ¡qué me dices!
-Lo que has oído.
-No creo que lo digas en serio.
-Lo digo en serio.
-Entonces no creo que sea verdad.
-Es verdad.
-Entonces esto debe de ser un sueño.
-No lo es.
-Sí que tiene que serlo. Seguro que si te toco te desvaneces.
-Tú toca, verás como soy de carne y hueso.
-... ¡Dios!

domingo, 3 de mayo de 2009

La dependencia de la independencia.

Todos los doses de mayos
me taladran los candados de la memoria.

Tú lo sabes tan bien como yo.

Otra cosa es que te acuerdes.

(No sé qué me da más pena:
que mis candados sean de papel maché,
o que los tuyos hayan sido,
sean,
vayan a ser siempre de diamante apretado).

sábado, 2 de mayo de 2009

El camino que no cesa.

Ayer caminé durante un tiempo indeterminado,
Nietzsche había vuelto a enredárseme en las piernas.

Caminaba a un ritmo pausado.

El mundo, que irrumpía por todos lados,
no era más que un cúmulo de fechorías encubiertas,
una pelota banal rellena de trozos de poliespán con formas humanas.

Mi caminar fue haciéndose más pausa que camino.

El hueco que inundaba mi capacidad de amar
se proyectaba hacia el exterior como un aliento omnipresente.

La pausa era tan larga que mi camino se perdía en ella.

Me detuve.

¿Será cierto, piernas, que no vale más la pausa
cuando del camino no se conocen la dirección, ni su término?

¿Será cierto, amor,
que no estás al final del camino?

El silencio se prolongó como una respuesta,
y sin respuesta, solo podía caminar para buscarla.

Ayer caminé durante un tiempo indeterminado.

viernes, 1 de mayo de 2009

Cu-cú.

Te estoy buscando, corazón, y no te encuentro. Sé que no te has ido, porque aún oigo, como apagados, tus lamentos preñados de lástima y pena. Creo que aprovechas la anchura de mis sonrisas para esconderte, ya no estoy segura.

Desde que hemos empezado a encontrarnos (después de tantas adolescencias alejada de ti, de las tantas calamidades que te hice pasar y por las que huiste, encogido, lejos de mis locas borracheras, de las tantas veces que huí yo de tu sentir, temiendo que rompieras mis fronteras) cada vez me da más miedo perderte, volver a apartarme de tus pasos latentes, dejar de nuevo de escuchar tus remolinos.

No temas, ya no quiero apretarte, no quiero arrancarte, no pretendo arañarte; solo voy a hacer una cosa, si te dejas: aprovechar la anchura de mis sonrisas para mecerte. Será nuestro trato. Yo te acurruco cuando te falte el amor. Tu me regalas el calor de tu sangre cuando me falten las sonrisas.

(Me alegra que asientas).