viernes, 1 de mayo de 2009

Cu-cú.

Te estoy buscando, corazón, y no te encuentro. Sé que no te has ido, porque aún oigo, como apagados, tus lamentos preñados de lástima y pena. Creo que aprovechas la anchura de mis sonrisas para esconderte, ya no estoy segura.

Desde que hemos empezado a encontrarnos (después de tantas adolescencias alejada de ti, de las tantas calamidades que te hice pasar y por las que huiste, encogido, lejos de mis locas borracheras, de las tantas veces que huí yo de tu sentir, temiendo que rompieras mis fronteras) cada vez me da más miedo perderte, volver a apartarme de tus pasos latentes, dejar de nuevo de escuchar tus remolinos.

No temas, ya no quiero apretarte, no quiero arrancarte, no pretendo arañarte; solo voy a hacer una cosa, si te dejas: aprovechar la anchura de mis sonrisas para mecerte. Será nuestro trato. Yo te acurruco cuando te falte el amor. Tu me regalas el calor de tu sangre cuando me falten las sonrisas.

(Me alegra que asientas).

No hay comentarios:

Publicar un comentario